Hace 4 años, el pasado 15 de Abril de 2019, la desgracia se cebó con el Patrimonio: Notre Dame de París fue consumida por un incendió que devoró una porción de nuestra herencia cultural. La tristeza por el suceso es grande. Llama la atención la consternación social que el incendio ha provocado. Las redes sociales están inundadas de mensajes, vídeos y fotografías del evento.
Sin embargo, este no es un acontecimiento aislado. Cada día desaparecen bienes patrimoniales cuya pérdida es irreparable y muy pocos hacen algo para evitarlo.
En nuestra infantilizada sociedad solo prestamos atención a los espectáculos que los medios de masas quieren mostrarnos, espectáculos con los que pretenden crearnos sentimientos y opiniones.
Todos nos indignamos por el incendio de Notre Dame, cosa lógica, pero miramos para otro lado cuando monumentos o infraestructuras como las pertenecientes a la (Futura Via Verde del Renacimiento) Línea inacabada de Ferrocarril Linea Baeza-Utiel (estaciones, viaductos o túneles), "por citar solo un ejemplo", se convierten en polvo y escombros.
